Las bebidas son el complemento imprescindible en un buen menú de catering. Si en cáterings para desayunos de trabajo el café es primordial, en los actos de carácter festivo las bebidas con alcohol son grandes protagonistas.
En cuanto a estas bebidas hay dos temas fundamentales: uno, que aunque cada invitado puede tener sus propias preferencias pero aún así hay determinadas bebidas que son un “must"; y, dos, el presupuesto con el que cuentes determinará hasta dónde podrás llegar (marcas que puedes elegir y cantidad).
En general, la regla de oro respecto a las bebidas en una celebración, como por ejemplo en una boda, es que, independientemente de la marca y la calidad de los licores y los vinos, no deben faltar bebidas en ningún momento. No es bueno que los invitados puedan notar que sistemáticamente les falta bebida o que se les niegue una petición por el hecho de que dicha bebida no entre en el menú.
Además, deberás tener en cuenta todos aquellos detalles que harán que vuestros invitados se sientan cómodos. Por ejemplo, para los niños es importante contar con que tomarán zumos y refrescos de cola y en caso de que haya algo especial que celebrar es importante tener reservado cava o champagne, que siempre puede ser demandado por algún invitado. Tampoco está de más disponer de bebidas reservadas para los invitados a los que no les gusta el alcohol, o que no puedan tomarlo. Por otra parte, actualmente muchos invitados acostumbran a pedir combinados alcohólicos antes de la comida, y aunque no es lo mejor desde el punto de vista digestivo o de etiqueta, deberás prevenir esta eventualidad y tener a punto algunos licores.
Respecto a la dinámica de la comida, durante el aperitivo se acostumbra a servir cava o algún vino blanco, fresco y joven, que acompañará a los canapés y pequeñas raciones antes de la comida. Se trata de refrescos ligeros que toman de pie los invitados mientras conversan. Durante el banquete, a la hora de planificar las bebidas es importante tener en cuenta si se trata de bebidas para una cena o se servirán a la hora de comer. En celebraciones diurnas los invitados acostumbran a no beber tanto, y probablemente el presupuesto se reduzca sensiblemente respecto a un convite nocturno. Además, durante el mediodía y las primeras horas de la tarde se acostumbran a pedir más vinos y menos destilados.
Si el banquete va a tener platos de pescado y carne lo más habitual es acompañar los platos de pescado con vino blanco (si tu presupuesto es bajo opta por un vino joven y sírvelo algo más frío de lo habitual acompañado de un cava suave) y los de carne con un vino tinto (un cavernet sauvignon es un vino muy apropiado para el gusto mayoritario de los invitados). Los clásicos son los vinos de La Rioja o El Penedès, pero puedes innovar con algún buen vino de Duero o Toro. En vinos está prohibido elegir la opción más barata; gasta algo más para no arruinar un buen menú con un vino mediocre.
El momento más estelar de un banquete acostumbra a ser, durante los postres, los brindis. Aunque puedes utilizar champagne, lo más habitual es utilizar cava (incluso sidra en algunos lugares). Es imprescindible que contéis con este brindis y, por supuesto, que todos los invitados tengan la copa llena en el momento de brindar. Después vendrán los cafés, los licores y los puros, inseparables de la mayoría de comidas y cenas de celebración.
