Al menos eso han anunciado los creadores de ChefJet, la impresora tridimensional recién presentada en el CES –uno de los salones internacionales más importantes dedicados a las aplicaciones electrónicas- gracias a la cual podrán reproducirse todo tipo de creaciones empleando azúcares y sabores comestibles o diversos chocolates.
Según indica Avi Reichental, director del producto, todo apunta a que restaurantes, panaderías y, por supuesto, pastelerías, serán los primeros en adquirir estas impresoras, de las que habrá dos modelos diferentes que empezarán a venderse este mismo año.
La más pequeña cuesta unos 4.000 euros y será capaz de crear objetos monocromáticos –es decir, con un solo ingrediente, que puede ser azúcar fundido con vainilla, chocolate o sabores como cereza, menta o manzana-.
El modelo más complejo, denominado Chefjet Pro, tiene un precio de unos 7.000 euros y ofrece la posibilidad de impresiones multicolores, es decir, con diferentes ingredientes. Además, integra la aplicación Digital Cookbook que ayuda a realizar todas las reproducciones de forma sencilla y cómoda.
No obstante, en Japón ya surgió el año pasado el primer FabCafé –el tipo de local heredero de los cibercafés- que ofrecía un taller para fabricar el modelo digital a partir del cual se podía imprimir –mediante una impresora 3D- un molde de silicona para hacer bombones con formas completamente personalizadas.
De hecho, parece que esta es, hasta el momento, la alternativa más económica para acercar las impresiones tridimensionales comestibles al gran público. El elevado coste que presentan los modelos que se van a comercializar unido a que es necesario cierto conocimiento previo, tanto en el ámbito tecnológico como, por supuesto, en el alimentario, parece reservar la posesión de estas impresoras sólo a los profesionales especializados.