A menos que nos encontremos ante una tripulación de piratas sedientos, una botella para cada cinco invitados garantiza la cantidad de alcohol suficiente para la fiesta. No obstante, cabe recordar que muchos cócteles también pueden prepararse con bebidas sin alcohol, por lo que es fundamental que en la lista de la compra también incluyamos este tipo de sustancias.
Es esencial que dispongamos de la cantidad de hielo suficiente para abastecer toda la barra libre. Por otro lado, también debemos contar con una cuchara para retirar el hielo y un recipiente para colocarlo. También serán necesarios otros utensilios, como por ejemplo las tablas para cortar, las cañitas, las servilletas o los cuchillos. Además, en función de la decoración que queramos darle a nuestra fiesta, será fundamental que prestemos mucha atención a los detalles, comprando accesorios coloridos y variados como las flores, la fruta seca o cualquier otro ornamento que dé rienda suelta a nuestra imaginación.
En realidad depende siempre de la persona que los prepara, ya que los pasos pueden ser o no complicados en función de sus habilidades a la hora de manejar los utensilios y los ingredientes. Aunque no existen los cócteles difíciles sí es cierto que algunas bebidas menos complejas pueden prepararse con mayor rapidez, como por ejemplo los cubatas, que mezclan un producto alcohólico con un ingrediente sin alcohol. Ginebra con limón, vodka con tónica o whisky con coca cola constituyen algunas de las bebidas más fáciles de preparar.
Podemos mezclar el vodka con algunas gotas de agua de azahar o utilizar una tónica especial de pomelo rosado para darle un mejor sabor a la ginebra. Lo importante en este tipo de combinaciones es poder jugar con los sentidos, aprovechando las especias o las flores comestibles para convertir el cóctel en una bebida atrevida y al mismo tiempo simple.
Antiguamente los cócteles más famosos eran los que tenían un gusto seco, aunque en la actualidad esta tendencia se ha dirigido hacia sabores mucho más dulces. No obstante, ya que se trata de una cuestión de gustos, es fundamental que conozcamos previamente qué tipo de bebidas suelen ingerir los invitados.
A través del estudio y del análisis de algunas personas hemos recreado sujetos imaginarios que pueden servirnos como ejemplo para conocer los principales gustos de nuestros comensales. A Matias, que tiene 41 años, le gusta mucho el café y de vez en cuando bebe un poco de whiskey o de vino; Juan, de 25 años, bebe frecuentemente long drinks y a veces ni siquiera sabe qué está bebiendo; Sonia, una señora que no quiere revelar su edad, bebe como mucho de dos a tres vasos de vino y de vez en cuando, si la menta es fresca, también se atreve con algún que otro mojito.
Quizá sea un buen momento para optar por long drinks o cava.
Para satisfacer sus paladares es fundamental que seleccionemos un buen whiskey, un buen vino e incluso un buen prosecco.
El mejor consejo es no exagerar, escogiendo una lista de bebidas que nos permitan satisfacer con pocos productos el máximo de gustos posibles sin dejar de sorprender a nuestros invitados. El servicio debe ser eficiente, disminuyendo el tiempo de espera y contando con un equipo de barmans veloces y atentos.
Además de contar con la ayuda de un barman, en estos casos lo mejor es esperar hasta después de la cena, optando por una lista de refrescos y de bebidas ligeras que puedan mezclarse fácilmente con alcohol.
También resulta fundamental que contemos con la ayuda de un barman, ya que la asistencia de invitados puede ser muy elevada y en estos casos el self service puede convertirse en una opción muy poco adecuada a la hora de mantener el orden y la elegancia de la fiesta.
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