No obstante, cada ocasión presenta necesidades diversas, del mismo modo que cada evento precisa de menús, servicios o ambientes adaptados al tipo de fiesta. Por este motivo, cada vez que se llevan a cabo celebraciones tan importantes como las bodas o los bautizos, una de las primeras cuestiones que se plantean en su organización es si la comida debe ser ofrecida para tomarla de pie o si por el contrario es mejor que los invitados disfruten del menú sentados alrededor de una mesa. Para determinar dicha elección son muchas las variables que deben ser tenidas en cuenta, como por ejemplo la localización, el horario, la temporada del año, las preferencias de los invitados, las dimensiones del recinto o la capacidad de la sala donde se llevará a cabo el banquete.
Si la mayor parte de los invitados al evento son de edad avanzada, una de las mejores opciones para no incurrir en críticas durante la celebración es ofrecer un catering que pueda ser ingerido desde una posición sedente. La disposición a placé constituye una de las más tradicionales, además de obligar al anfitrión a elegir la distribución de los invitados en cada una de las mesas. De ahí la importancia de descubrir qué caracteriza a los diversos asistentes y cuál es la mejor forma de colocarlos para que todos pasen una agradable velada. Sin embargo, la formalidad y el tradicionalismo de este tipo de catering acarrea tras de sí dos problemas fundamentales, que no son otros que el peligro de indigestión y el aburrimiento de los invitados.
La solución en estos casos es no obligar a nuestros comensales a permanecer sentados durante todo el servicio, coordinando con el chef de cocina el tiempo mínimo de espera entre platos y la duración total del banquete, que no debe superar las cuatro horas. Para conseguir un mejor resultado en cuanto a agilidad y a velocidad se refiere, puede proponerse un aperitivo prolongado, de aproximadamente una hora, seguido de una comida de dos horas y de un tiempo de reposo tras la ingesta de no más de 60 minutos.
Para darle movimiento al banquete, también pueden servirse el aperitivo y los postres a modo de buffet. De esta forma, además de prolongarse el convite de manera natural, se da la posibilidad a los invitados de que puedan hablar y compartir opiniones sobre el evento con el resto de asistentes.
O en otras palabras, cuanto más simple mejor. Ni el número de platos ni la cantidad de comida debe ser exagerada. A la hora de escoger el menú, que suele estar conformado por un aperitivo, dos primeros y un segundo, debe tenerse siempre en cuenta el tipo de invitados, así como la zona en la que se celebra el evento o la estación del año en la que nos encontramos. Por otro lado, si la mayor parte de los asistentes son extranjeros, una buena solución para resolver el dilema de la elección gastronómica es la de presentar platos que estén regidos por recetas tradicionales de nuestro país compuestas con los mejores productos de temporada. Además, no deben ser olvidados los menús alternativos para niños, vegetarianos o celíacos.
El banquete de pie es la fórmula más adecuada para las celebraciones informales que presentan una asistencia limitada y juvenil. Se trata de una opción que, ejecutada al aire libre durante los meses de verano, otorga a los invitados una mayor libertad de movimiento. De este modo, los asistentes pueden escoger dónde quieren situarse y con quién quieren sentarse una vez servido el banquete.
La elección del buffet denota tras de sí un choque con el tradicionalismo, por lo que en este ámbito pueden proponerse maneras mucho más originales de distribuir la comida o de disponer a los invitados: pufs, sofás de estilo oriental, tartanes o muebles diseñados para ser colocados sobre el césped o bajo la sombra de los árboles. No obstante, debido a la posibilidad de que estén presentes personas mayores, no puede descuidarse la presencia de mesas o sillas tradicionales.
Islas temáticas para el buffet
Una de las propuestas más originales en cuanto a la presentación gastronómica se refiere consiste en la distribución de pequeñas islas temáticas de comida, cada una de las cuales puede estar dedicada a una especialidad culinaria, como por ejemplo el queso, los embutidos, los fritos, el pescado, la carne, la verdura, la fruta y los dulces. Se trata de una forma original de convertir el buffet en un evento organizado, que permite a sus invitados rodear las mesas en función de sus gustos y entablar conversación con otros asistentes. También puede colocarse una mesa específica para potenciar los productos típicos regionales o los alimentos étnicos y exóticos.
Para convertir el banquete en un evento único puede recurrirse a la cocina en directo, una muestra de la espectacularidad con la que llegan a prepararse delicadezas culinarias como el sushi. Observar como el cocinero abre las ostras, descubrir cómo se prepara el queso o presenciar el momento en el que se fríen las verduras. Todos estos detalles dotan a la celebración de un toque muy especial. Por otro lado, también es importante acordar con el maître todos los aspectos relativos al servicio, teniendo en cuenta la presencia de camareros que dispongan y retiren los platos con eficacia. Su presencia garantizará que la atención hacia los invitados sea la adecuada, limpiando permanentemente las mesas de platos y vasos sucios y procurando que éstas siempre estén abastecidas de bebida y comida.