La segunda edición de la feria de repostería creativa en Barcelona, BCN&Cake, consiguió alcanzar este fin de semana los 15.000 visitantes según la organización del evento. El éxito tiene una razón, la combinación de buenos propósitos: grandes profesionales reconocidos internacionalmente, cursos, concursos y un nivel muy superior al del año pasado en todos los sentidos.
Sin duda el sector de la repostería creativa está pegando fuerte en España, aunque todavía le falta mucho para alcanzar el nivel de otros países, especialmente Estados Unidos y Gran Bretaña. Aún así, los cupcakes están de moda y las tartas nupciales cada día tienen más empuje.
Uno de los últimos gritos en repostería creativa es la inspiración vintage, los encajes de glasa real y la manipulación del fondant, alcanzando en tartas un nivel que roza el hiperrealismo. Los cupcakes han subido un escalafón y ya están presentes en las celebraciones más glamurosas -ya sean en bodas, cumpleaños o inauguraciones-.
Además de las exhuberantes demostraciones con el manejo del fondant y la glasa, en la feria también han tenido lugar espacio dedicados a la pastelería tradicional, que se ha abierto un importante hueco en el sector gracias a su innovación conservando el estilo y la calidad de siempre.
En total, la organización asegura que en esta segunda edición se han conseguido impartir 18 cursos, 26 ponencias y 45 talleres, además de decenas de demostraciones y actividades en los diferentes stands. Además, la organización comenta el auge de las demostraciones "incluso improvisadas" en los diferentes espacios de la feria.
Tras los problemas ocurridos en la pasada edición (recordemos que la afluencia masiva el primero de los dos días de la feria y la venta de entradas muy por encima del aforo permitido provocaron altercados en los que tuvo que actuar los Mossos d'Esquadra), esta segunda edición ha sido un éxito rotundo, y todos los participantes -tanto visitantes como stands- coincidieron en que la organización del evento y el nivel habían mejorado exponencialmente.
Una de las claves fue contar con un recinto más grande, que permitió tener más espacio útil y para pasear en el recinto, evitando así la sensación de agobio y aumentando el aforo permitido al del año anterior.