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El Roscón de Reyes: una tradición que ahora puedes hacer desde casa

A pesar de su nombre, el popular dulce navideño poco tiene que ver en su origen con la llegada de los Reyes Magos al Portal de Belén. Descubre ahora su origen y cómo realizarlo desde casa.

2 ene 2014 en Recetas y platos - Lectura: min.

catering
Con un poco de paciencia y maña conseguirás un buen Roscón de Reyes casero. Si quieres aprender a prepararlo no te pierdas ni un detalle.

El Roscón de Reyes se convirtió hace muchos años en el dulce por excelencia para despedir las navidades, un colofón a días de celebraciones que culminan con el nacimiento de Jesús. La tradición sigue viva hoy día pero, ¿sabes cuál es su verdadero origen? Te contamos todos los detalles y los secretos para aprender a prepararlo.

El Roscón de Reyes es un bollo preparado con una masa dulce parecida al brioche (de origen francés) en forma de rosca a la que se le añaden rodajas de fruta escarchada y se suele rellenar de crema, chocolate, etc. La tradición consiste en esconder dentro de la masa una haba (quien la encuentre pagará el Roscón) y una figurita de un Rey (quien se convertirá en el/la Rey/Reina de la fiesta.

Los orígenes

El Roscón de Reyes no siempre ha tenido ese nombre. De hecho, debemos remontarnos hasta el siglo II a.C. para conocer su origen, cuando se celebraban "las Saturnales", unas celebraciones que homenajeaban a Saturno -dios de la agricultura y las cosechas- a mediados del mes de diciembre, cuando finalizaba el período más oscuro del año y daba inicio a la luz (cabe tener en cuenta que en aquella época el año terminaba a finales de febrero, no en diciembre como en la actualidad).

En "las Saturnales" se festejaba un periodo de fiesta en el que los esclavos estaban exentos de trabajar y donde, entre otros productos, se preparaba una torta a base de miel a la que se le añadían frutos secos, higos y dátiles. El postre se fue popularizando hasta convertirse en uno de los postres más elaborados durante la "fiesta de los esclavos".

A lo largo de los años fueron desapareciendo estas celebraciones, pero en muchos lugares prevalecieron algunas de las costumbres, entre los que se encuentran la torta que contenía una haba y que con el paso de los años fue adquiriendo forma de roscón.

Pero,... ¿y qué pasa con la haba y el rey?

Durante el siglo III d.C. se calcula que fue cuando se introdujo la archiconocida haba -símbolo de prosperidad y fertilidad-, así que la persona que se encontrara con esta legumbre se creía que le esperaba prosperidad durante el resto del año. No está claro cómo ni quién introdujo la haba en el roscón, pero sí cómo surgió el juego de esconder un "premio" en el bollo.

En el siglo XVIII, un cocinero del pequeño rey Luis XV quiso contentarlo y escondió una moneda de oro en el interior del roscón. En ese momento la moneda consiguió un valor simbólico superior al de la haba y empezó a ser el premio que todo el mundo quería encontrarse, al contrario que con la haba.

Receta del Roscón de Reyes

Con un poco de paciencia y maña conseguirás un buen Roscón de Reyes casero. Si quieres aprender a prepararlo no te pierdas ni un detalle. Necesitarás:

  • 650-700 gr de harina de fuerza
  • 25-30 gr de levadura fresca prensada
  • 250 ml de leche
  • 120 gr de azúcar
  • 120 gr de mantequilla
  • 2 huevos enteros y 1 yema
  • 10 gr de sal
  • 2 cucharadas y media de agua de azahar
  • 1 limón grande y 1 naranja (la piel rallada únicamente)

Elaboración

Mezclamos un poco de la leche tibia con 2 cucharadas soperas de de la harina de fuerza. Incorporamos 25-30 gramos de levadura fresca hecha trocitos y lo movemos para que se deshaga y se mezcle todo. Tapamos y dejamos reposar en un lugar cálido (fermentación) durante 15 minutos aproximadamente.

Cuando tengamos la masa fermentada ponemos en un bol grande el resto de la harina de fuerza. Poco a poco vamos añadiendo los demás ingredientes (ralladura de limón y naranja, azúcar, sal, 2 huevos, leche, la masa fermentada previamente, el agua de azahar y para acabar la mantequilla derretida. Mezclamos bien hasta que quede una textura homogénea.

Ponemos un poco de harina en una encimera o superfície lisa y vamos amasando durante unos minutos con las manos (esto también podemos hacerlo con una amasadora o batidora de gancho si disponemos de ello). Si se nos pega la masa podemos ir añadiendo un poco más de harina, y así seguimos trabajando la masa. Hacemos una bola y una vez bien amasada la dejamos reposar de nuevo en un recipiente hermético con uno o dos paños de cocina húmedos. Necesitará reposar unas 2 horas más o menos, en un sitio cálido y sin corrientes de aire.

Una vez haya reposado las dos horas tendremos una masa que habrá doblado su volumen. Es el momento de sacarla del recipiente donde la teníamos y en una superficie enharinada vamos amasando otra vez, poco a poco, y le vamos dando forma de roscón. Podéis elegir entre hacer un rosco grande o dos pequeños, es vuestra elección. Sea como sea le damos forma de roscón haciendo el agujero del centro con los dedos. Lo dejamos reposar una vez más durante una hora, tapados y en un lugar cálido.

Por último, pintamos los roscones con huevo batido y los decoramos al gusto con la fruta escarchada, piñones, almendras laminadas, azúcar glass o lo que más os guste. ¡No os olvidéis de esconder entre la masa el rey y la haba!

Cuando tengamos nuestro roscón listo lo ponemos en el horno previamente calentado a 180º durante unos 20 minutos. ¡Y a disfrutar!

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