Hasta hace unos años, las compañías aéreas te ofrecían comida a bordo de manera gratuita en aquellos vuelos en los que por horario o se coincidiera con alguna de las comidas básicas que debemos hacer cada día. Actualmente, ese servicio está suprimido y lo que tienen es un servicio de catering para que cada viajero elija en el menú lo que desea comer o beber, todo ello con un coste económico añadido a no ser que se trate de viajeros de primera clase.
La calidad de la comida ha evolucionado mucho en los últimos años y la fama que tenía antaño de ser muy baja ya no es la de ahora, habiendo incluso compañías que eligen a prestigiosos cocineros para que diseñen el menú. También hay que tener en cuenta que comer a miles de metros de altitud no es lo mismo que hacerlo en tierra firme, ya que la altura, la presión, el oxígeno y el poco espacio son factores que influyen para que una comida a bordo no se disfrute de la misma manera que en condiciones normales.
Todos los menús que hay actualmente en el servicio de catering aéreo son ligeros, atractivos y adecuados a los diversos tipos de viajeros y horarios, además de a las características de que después de la comida no será posible realizar ejercicios ya que no se dispone de espacio. Todos las comidas se elaboran de manera especial para poder ser consumidas durante el vuelo, probablemente varias horas después, así que la cocina central en la que se preparan se encarga también de empaquetarlos adecuadamente y dejarlos listos para que puedan ser servidos en pleno vuelo.
Una vez en el avión, se almacenan en grandes refrigeradores para que se mantenga a la temperatura recomendada y no aparezca ningún microorganismo o bacteria que pueda derivar en intoxicación alimenticia. Además, poseen menús especiales para aquellos viajeros con alguna dieta en particular.