Y aunque la idea de utilizar una espada –que normalmente es una reproducción- se ha mantenido en muchos lugares hasta hace pocos años, hoy por hoy en este momento lo que prima es la originalidad y, sobre todo, conseguir la sorpresa y la participación de los invitados a la ceremonia.
Puede que cortar la tarta con una espada ficticia esté pasado de moda pero ¿por qué no reinventarlo? Si la pareja es fan de algún libro o película en la que las espadas cobren cierto protagonismo –como, por ejemplo, la trilogía del Señor de los Anillos o Star Wars- siempre se puede adquirir una reproducción para este momento tan especial.
Incluso, se puede aprovechar que los invitados estarán entretenidos acabando sus platos para salir del salón, disfrazarse como algún personaje importante y conseguir que la entrada del pastel sea aún más llamativa.
La luz es uno de los elementos con los que mejor se puede jugar en todas las celebraciones, así que nada mejor que hacer uso de ella para sorprender a los invitados en el momento de la entrada de los novios para cortar la tarta.
Así, puede utilizarse desde un simple cañón de luz que los enfoque directamente con toda la sala a oscuras o hacer todo tipo de juegos con diferentes focos –con los colores que predominen en la decoración, imitando las luces de una discoteca, alumbrando puntos estratégicos de la estancia o a personas muy concretas elegidas por la pareja, etc.-
Normalmente la tarta se suele cortar justo antes del primer baile de los recién casados, pero cambiar el orden y entrar bailando al salón junto con la tarta provocará una sorpresa seguramente difícil de olvidar. Si, además, ese baile es una coreografía entre la pareja o, incluso, en la que hacen participar a algunos invitados, y con música animada, las risas y la diversión están más que aseguradas.
¿Y si en vez de sorprender a los invitados acaban siendo ellos los que sorprenden a los novios regalándoles una tarta especial? Para conseguirlo, hay que contar con la complicidad del personal del salón y de los organizadores del banquete y, sobre todo, disuadir a los novios para que no planeen nada para ese momento. Cuando llegue la hora, se les pueden vendar los ojos, conseguir que se dejen llevar y situarles justo delante de esa tarta que siempre hayan deseado para que puedan disfrutarla como realmente se merece y en la mejor compañía.