Si tenéis en mente la idea de que vuestro matrimonio se convierta en un evento único, anticonvencional, que de rienda suelta a vuestra imaginación y que al mismo tiempo os represente, la boda temática es la opción que estabais buscando. Tanto el look de la esposa como el estilo de la tarta nupcial u otros pequeños detalles decorativos pueden convertirse en los elementos indispensables para plasmar la unión de vuestro matrimonio. Precisamente porque ni la selección del tema ni su individualización son fáciles de llevar a cabo, os dejamos algunos consejos que pueden ayudaros a encontrar la inspiración, gracias a la mezcla de colores y a la apuesta por la simplicidad de un vestuario y de unos accesorios lejanos a las antiguas tradiciones.
Las hileras de vides perdidas en el horizonte representan uno de los paisajes más típicos de nuestro país. De ahí que una de las opciones más recomendables a la hora de diseñar la temática de cualquier boda sea la de optar por una decoración centrada en el vino, sobre todo si la celebración se lleva a cabo entre setiembre y octubre. Los colores típicos pueden ser el blanco, el verde y el violeta, que darán lugar a un efecto óptico simple pero muy elegante. Podéis ambientar el banquete en el interior de una cantina, rodeada de botellas y de una naturaleza muy poco contaminada. Por otro lado, pueden decorarse las mesas con manteles embellecidos de color blanco y servilletas lilas, sobre las cuáles pueden depositarse cestos de mimbre llenos de racimos de uva. Debéis aseguraros de que la oferta de vinos del banquete sea lo suficientemente amplia como para garantizar una buena cata enogastronómica. A modo de recuerdo, podéis regalar a vuestros invitados una botella de vino con etiqueta personalizada, compartiendo con los comensales el mejor sabor de vuestra boda.
Muy recomendada para aquellas personas que aman la naturaleza, los sabores rústicos y los temas bucólicos, esta propuesta otoñal se ambienta a la perfección en los parajes de montaña (agroturismos, granjas, caseríos y masías). Para la elección de los colores podéis optar por todas aquellas tonalidades que se encuentran en la naturaleza, como el verde, el amarillo o el beige, combinándolos con flores de campo, girasoles o incluso mariposas. Estas motivaciones pueden reproducirse en la invitación, en la carta del menú o incluso en el regalo final. El vestido de la novia deberá ser blanco, ligero y etéreo, combinado con coloridas bailarinas o zapatos de tacón bajo. El peinado por excelencia de la boda country chic es la trenza, acompañada de insertos o coronas de flores y hojas de hiedra, que le darán un toque muy natural y fresco al vestuario. Las decoraciones florales también pueden ser utilizadas para ornamentar la mesa, empleando a más a más pequeños vasos de aluminio para beber la leche o cajas de fruta hechas con madera blanqueada.
Si os gustan las faldas de rueda, las viejas vespas, el rockabilly o el estilo de Marylin Monroe vuestra temática ideal es aquella ambientada en los años ’50. Dejad sitio a los lunares, a los pintalabios color escarlata, a los colores de contraste (recordando que el rojo nunca debe faltar), a las maletas de cartón, a los tocadiscos y a las máquinas de escribir, como la Royal de los años ’40, a través de la cuál vuestros invitados podrán divertirse escribiendo mensajes y felicitaciones para los recién casados. El vestuario ideal para la esposa perfecta de los años ’50 debe comprender un vestido de falda ancha en tul que llegue hasta los tobillos, un velo combinado con sombrero, guantes cortos de gasa y encaje, joyas, accesorios para el cabello inspirados en la época y zapatos dorados. Alrededor de la mesa pueden colocarse botellas que sigan el estilo de los años ’50, como las de la marca Coca Cola, con formas sinuosas y fáciles de combinar con las típicas pajitas de colores a rayas blancas y rojas. Podéis cambiar las peladillas por bolsitas de gelatina de fruta e incluso sustituir la limusina por una vespa o un Fiat años ’50.
La eco boda, cuya tendencia nace en los Estados Unidos, es muy adecuada para aquellas personas que aman la naturaleza y que han desarrollado una toma de conciencia en relación al medio ambiente y al futuro de la madre tierra. Este tipo de celebración, además de permitiros disfrutar del día más importante de vuestras vidas, es símbolo del pacto de respeto que habéis establecido con el medio ambiente. El vestido de la novia puede estar confeccionado con tejidos naturales y cultivados biológicamente, utilizando materiales como el cáñamo, la seda, el algodón de cultivo controlado, la alpaca y la lana. Para la decoración floral deben evitarse las flores recién cortadas, sustituyéndolas por plantas típicas de vuestro entorno. Las pequeñas macetas con hierbas o plantas aromáticas, que pueden servir para señalar dónde debe sentarse cada invitado, se convierten en una forma elegante de transformar el lugar en un ambiente más agradable, así como en un regalo muy adecuado para recordar con naturalidad este tipo de boda. El ramo de la novia puede elaborarse con alternativas ecológicas fabricadas con material reciclado, como las flores hechas con ganchillo, con botones o incluso con papel maché, arcilla y velcro. Es preferible celebrar el banquete en una localización que esté cerca del lugar en el que se ha llevado a cabo la ceremonia, evitando así un exceso de consumo de la corriente eléctrica. En cuanto al menú se refiere, podéis escoger uno que utilice productos frescos, locales y con fruta y verdura de estación. Las bebidas de barril reducen el impacto ambiental del plástico y el vidrio. En la actualidad, existen muchos banquetes que ofrecen soluciones totalmente verdes y ecológicas, partiendo desde la elaboración del menú hasta la decoración de las mesas y la eliminación de los residuos. Los desplazamientos también pueden ser ecosostenibles, sobre todo si alquiláis para vuestros invitados un autobús que evite el uso de coches privados. Para vuestro traslado podéis optar por el uso de bicicletas o tándems con latas colgadas del faro.
Boda en blanco y negro: el contraste de colores más eficaz en cuanto a elegancia se refiere, sobre todo si el negro es lacado o brillante y si se utiliza con parsimonia. El Dresscode blanco y negro también es obligatorio para los invitados.
Boda Rock and Roll: vía libre a los vinilos para los invitados, a la purpurina para la decoración y a las gafas de sol al estilo Blues Brothers para los novios. La localización ideal debe contar con un escenario donde puedan llevarse a cabo exhibiciones en directo.
Boda origami: con una hoja de papel, al más puro estilo origami japonés, pueden realizarse flores, corazones, estrellas, cajas y pájaros. Se trata de una idea decorativa muy colorida y simple que puede darle al banquete un toque especial.
Boda purpurina: ¿A quién no le gusta la purpurina? Qué mejor ocasión que el día de tu boda para brillar como nunca, dándole a tu matrimonio toda la luminosidad que se merece. Desde las mesas hasta los invitados, pasando por el vestido de novia y por el pastel, cualquier elemento puede ser decorado con purpurina.