Si bien hasta la fecha las personas en riesgo de exclusión social se configuraban como principales beneficiarios de estos centros, en la actualidad los perfiles de usuarios que solicitan este tipo de ayuda son muy variados. Entre ellos se incluyen sobre todo pensionistas y hombres de mediana edad que han perdido su trabajo, que en la mayor parte de los casos acuden acompañados de familias enteras que no disponen de ingresos para sustentar la alimentación de sus hijos. Aunque se trata de un servicio que cubre necesidades tan básicas como la nutrición, en la mayor parte de los casos el acceso a los comedores sociales requiere del cumplimiento de unas reglas específicas, que ayudan a fomentar la organización y a distribuir los recursos de forma equitativa.
La normativa relativa a la entrada en los comedores sociales puede variar en función de la naturaleza o de la ubicación del centro, teniendo siempre en cuenta si se trata de una entidad religiosa o de un medio que proviene de la cobertura de los servicios sociales. Mientras que en el primero de los casos el acceso suele ser libre y sin ningún tipo de restricción, los centros que dependen de la Comunidad Autónoma o del ayuntamiento presentan otro tipo de exigencias. Los usuarios deben ser mayores de 18 años, deben disponer de ingresos inferiores a la Renta de Garantía de Ingresos y deben de aceptar sin dilaciones las normas de funcionamiento establecidas en el comedor. En otros casos, puede llegar a exigirse estar empadronado en el municipio o incluso contar con la tarjeta expedida por la asociación u organización que ofrece el servicio.
Puesto que se trata de una ayuda que debe alcanzar a cubrir las necesidades alimentarias de la máxima gente posible, la organización y el respeto por la convivencia constituyen reglas fundamentales del funcionamiento de los comedores sociales. La mayoría de los centros dispensan un total de tres comidas diarias, aunque esto puede variar en función de la localización geográfica en la que se encuentre el servicio. Cada suministro de alimento cuenta siempre con dos o tres platos, postre, pan y bebida, configurando así una dieta gastronómica en la que todos los centros coinciden. Además, éstos establecen un horario rígido de comidas, que debe ser acatado por los usuarios para seguir manteniendo el acceso al comedor.