Como ocurre en las mejores películas de Hollywood, celebrar el enlace a orillas del mar se ha convertido en una realidad que muchas parejas desean llevar a cabo durante el día de su boda. Sin embargo, antes de iniciar con todos los preparativos, es fundamental que se conozcan de primera mano cada uno de los aspectos económicos y legales que rodean a esta idílica celebración, sobre todo porque a nivel de normativa en España resulta mucho más difícil organizar una boda en la playa.
De hecho, una de las primeras cosas que deben tenerse en cuenta a la hora de planificar el sí quiero sobre la orilla es precisamente si la cala en cuestión es de propiedad privada o pública, ya que en la actualidad las fiestas en la playa son consideradas como ilegales y no existe ninguna normativa que regularice su celebración sobre las costas españolas.
Foto: ADSevents
No obstante, pese a los obstáculos normativos, existen algunos organizadores de bodas o incluso recintos hoteleros que sí consiguen obtener los permisos adecuados para llevar a cabo el enlace de manera simbólica, ya que la mayor parte de sacerdotes o eclesiásticos no acceden a celebrar la boda fuera del lugar de liturgia. En ciertas ocasiones, si se consiguen todos los permisos necesarios, es posible oficiar una boda civil, aunque este detalle puede aumentar considerablemente su coste final. Estas alternativas privadas os permitirán contar con un servicio de ceremonia y de restauración en el mismo lugar, pudiendo acceder a la cala privada del recinto que escojáis para organizar el evento.
Para poder solicitar todas las autorizaciones necesarias y organizar la celebración a orillas de la playa es necesario entregar a la Demarcación de Costas correspondiente todos los datos personales de los contrayentes, junto a un proyecto redactado que especifique detalladamente cómo va a estar organizada la boda, cuántas personas están invitadas, qué espacio se necesita para la misma y cuántas tarimas o escenarios van a instalarse. Los costes de los permisos pueden rondar entre los 200 y los 1000 euros (dependiendo de la zona) y hay que pagarlos al ayuntamiento.
Una vez resueltos los trámites burocráticos, pueden empezar a considerarse aspectos más estéticos y decorativos, optando por soluciones minimalistas, naturalistas y adaptadas al entorno. Para recrear un ambiente ideal pueden utilizarse conchas, estrellas de mar, corales y velas, aprovechando la puesta de sol para conseguir un sí quiero de película. No deben olvidarse las sillas para los invitados y la pasarela central, por la que pasará la novia hasta llegar al altar improvisado.
Sin que decaigan los ánimos, es importante recordar que casarse en la playa es una opción mucho más cara de lo habitual, llegando a alcanzar un coste extra entre los 1500 y los 3000€, que puede oscilar en función de la zona costera en la que se celebre la boda. En el desglose de este precio deberían estar incluidos los permisos, el montaje de las carpas y de las sillas para los invitados e incluso el coste de la persona que oficie la ceremonia.
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