No basta solo con elegir verduras frescas y variadas, que también. Conseguir una parrillada perfecta depende de muchos factores.
Algunos dirán que lo importante es conseguir una buena parrilla; otros, que todo depende de tipo de verduras que empleemos y de cómo las cocinemos. En realidad, ambas cuestiones están relacionadas con el resultado final, es decir, con el sabor y textura de la parrillada de verduras. Pero no son las únicas. Enumeramos a continuación qué otras cuestiones debemos tener en cuenta para que el resultado de nuestra parrillada sea único.
Verduras frescas, sí, pero también de temporada
Como es lógico no será lo mismo emplear verduras frescas que verduras que han sido almacenadas durante días, o semanas, en cámaras frigoríficas. No solo es el sabor lo que se altera, sino también el tiempo de cocción y la textura que la pieza tendrá en el paladar. Por lo tanto, no es un tema sin importancia.
Para asegurarnos de que los ingredientes que vayamos a usar en nuestra parrillada sean frescos podemos recurrir solo a alimentos de temporada. Si elegimos únicamente verduras de temporada podremos degustar sabores frescos y sabrosos sin que el frío de las cámaras, el transporte o la manipulación de estos alimentos incida en su gusto.
Elegir siempre verduras variadas
Muchas son las verduras que pueden asarse en la parrilla. Eso sí, algunas aportan más color y sabor a nuestra comida que otras. Para poder degustar una parrillada variada es recomendable que empleemos entre 8 y 12 tipos diferentes de vegetales, como calabacines, zanahorias, pimientos rojos, verdes y amarillos, patatas, batatas, berenjena, espárragos trigueros, tomates, puerros, nabos, coles de Bruselas, brocolí…, y que las cocinemos por separado. Cuando vayamos a comer, las serviremos juntas para que cada comensal elija y saboree la que más le gusta.
Mejor, cortes finos
A la hora de cortar las verduras, la mayoría de los expertos aconseja realizar cortes delgados, con independencia de que estos sean en rodajas o longitudinales. Con ello, además de acelerar la cocción del vegetal, conseguiremos que se haga bien por dentro y, además, esté tierna y jugosa. De este modo, nos aseguraremos de que ninguna verdura está dura o poco hecha por dentro.
Hay vida más allá del aceite de oliva y la sal
Nadie duda de que un poco de aceite de oliva virgen y sal darán un toque sabroso a la verdura, ya que nos permitirá disfrutar de todo su sabor sin añadidos. Pero también podemos jugar con otros condimentos para darle un toque diferente a algunas piezas de vegetales. Por ejemplo, los tomates casarán muy bien si el aceite de oliva está condimentado con un poco de ajo o romero. Si el aceite lo mezclamos con nueces o pasas podremos degustar de manera diferente verduras como el calabacín. Un aceite emulsionado con pimienta y nueces es perfecto para las patatas… También podemos probar con nuez moscada, yogurt agrio… Eso sí, se trata de darle un toque diferente a las verduras, de jugar con los sabores, no de empaparlas en el condimento. Por eso es importante que no nos pasemos con las cantidades. Unas pequeñas gotas bastarán para deleitarnos con el sabor de la verdura asada y para que esta tenga un toque diferente.